Globalización o nacionalismos, ¿Es la discusión de la hora?
Si bien muchos sectores políticos, empresariales, intelectuales y burocráticos siguen pensando y actuando como si la globalización siguiera en curso, ya sea por acomodo, conveniencia, ceguera o incapacidad, esta etapa de la historia terminó para dar paso a un nuevo orden internacional. Entendiéndose por globalización al proceso político internacional en el cual un solo poder (EEUU) extendió su liderazgo a todo el globo, principalmente a través de las organizaciones internacionales, estableciendo una estructura unipolar.
Partiendo sobre la base que el mundo actualmente esta girando hacia un nuevo orden mundial (pos o des globalización), es importante adentrarse en aquellas discusiones que se están planteando en algunos sectores intelectuales y políticos: la dicotomía entre globalizadores y nacionalistas. Poniendo el foco principalmente en los líderes políticos de las naciones y su pertenencia a uno u otro bando.
Para tener las respuestas certera sobre esta discusión es necesario realizar preguntas profundas que permitan conducir a un buen análisis sobre el tema en cuestión.
¿Qué caracteriza la política internacional actual?
Para poder entender las actuales disputas entre quienes pujan por moldear el próximo orden internacional es importante hacer un breve repaso histórico. La globalización como proceso político que conduce al mundo unipolar liderado por EEUU comienza en 1944, cuando los norteamericanos empiezan a diseñar y organizar la estructura del bloque que liderarían durante la guerra fría (mundo bipolar). Con algunos reparos podemos decir que EEUU condujo este bloque a través de organizaciones como la OTAN, FMI, GATS y la ONU.
La política exterior de EEUU durante la guerra fría estuvo guiada principalmente por la idea de la contención desarrollada por George Kennan, que decía que debían enfrentar la expansión del comunismo (mascara del interés nacional ruso) en ciertos puntos estratégicos del planeta. Para eso Estados Unidos colaboró con el desarrollo o la recuperación de ciertos países, como Alemania occidental, Japón, Corea del Sur, y con la cumbre Nixon – Mao en 1972 China también pasó a formar parte de esa contención, volcando a favor de los americanos los destinos de la guerra fría. Con este giro de China, que lo terminaría de concretar el sucesor de Mao, Deng Xiaoping, se profundizó el proceso de producción que caracterizaría a la globalización llamado offshoring, deslocalización, o producción fuera de la nación de origen de la empresa. Con la caída de la URSS en 1991, esta estructura liderada por EEUU se impuso en todo el mundo, dándose a llamar globalización. Pasando de un mundo bipolar a uno unipolar, hecho que llevó a que de manera apresurada se declarase el “Fin de la historia”.
Los principales cambios que se produjeron al pasar de un mundo bipolar (guerra fría) al unipolar (globalización) fue que durante el primero la relación entre los dos polos era en base al equilibrio del terror. Imperaba la posibilidad de la mutua destrucción asegurada, por ende era el plano de la seguridad el que prevalecía y del cual se derivaban todas las políticas en el ámbito internacional. En el mundo de la globalización se expande la influencia de las organizaciones internacionales, como el Tribunal Penal Internacional, impera los derechos humanos por sobre los Estados (caso Ruanda y Yugoslavia), la ONU, el FMI y el GATS que al transformarse en la Organización mundial del comercio (OMC) adquiere una importancia tal que las relaciones o disputas de poder se dan principalmente en el plano de la interdependencia económica, dejando el militar para operaciones encubiertas dadas por grupos terroristas o paramilitares.
En este marco de interdependencia económica Rusia con la exportación de energía, principalmente a la industria alemana, y China transformándose como el principal socio comercial de la mayoría de los países del mundo, empezaron a socavar el poder relativo de EEUU y por consiguiente del único polo que sustentaba el orden internacional vigente. Durante el gobierno de Obama, la política exterior estadounidense gira de medio oriente hacia la región del indo pacifico, por el peligro que empieza a representar China. Con la llegada de Trump y luego con Biden se desata la guerra comercial contra China, buscando terminar con los procesos offshoring, pasando a los nearshoring (producción cercana) o reshoring (producción nuevamente en el país de origen), al mismo tiempo las operaciones militares encubiertas comienzan a perder sus velos y a mostrar sus caras, hasta volver a los viejos conflictos militares entre las naciones, dando por terminada la globalización.
Con la mencionada pérdida de poder de Estados Unidos los norteamericanos buscaron una alternativa ante la pérdida de terreno de la globalización. De esta manera se sumó a la disputa, junto a Rusia y China, por imponer un nuevo orden mundial, cada uno con proyectos diferentes. Cada uno con mayor probabilidades de éxito de acuerdo a sus capacidades, compartiendo la idea de dividir el mundo bajo los conceptos geopolíticos de zonas de influencias, primando nuevamente el plano de la seguridad nacional.
Estos proyectos son: unipolaridad renovada conducido por EEUU donde las zonas de influencias converjan con los intereses estadounidenses, con esto los norteamericanos buscan desarmar todo aquello que la globalización aportaba al desarrollo ruso y chino. El proyecto bipolar chino, con dos grandes polos guiados por EEUU y China, donde los polos se dividen el mundo, sus zonas de influencias y sus liderazgos en las mismas. Y un mundo multipolar impulsado por Rusia, donde potencias regionales conduzcan cada una su zona de influencia. En muchas ocasiones estos proyectos pueden unirse a otro para aumentar su probabilidad de acontecimiento, pero con el objetivo claro que cualquier alianza es pasajera.
Teniendo en claro el marco actual que determina las relaciones internacionales, nos adentramos en la discusión que parecería ser la de la hora. Para eso tenemos que categorizar de manera simple y precisa para para poder hacer algún tipo de aseveración.
¿Qué define a un nacionalista y a un globalista?
A grandes rasgos el primero piensa desde el interés nacional y el segundo desde las doctrinas políticas que buscan instalar ideas, valores o inclusive un gobierno a nivel global. Esto significa que los primeros ponen en orden de prioridad a su nación y los segundos a ciertas agendas supranacionales respectivamente. En un marco ideal: supongamos que un país tiene energía contaminante que le resulta benéfica para sus industrias: ¿la dejaría porque hay “consenso” a nivel mundial para no usar esa energía por contaminar el globo? Un nacionalista piensa en la conveniencia para su nación en usar dicha energía, analizando los pro y los contras de hacerlo, mientras que un globalista abrazaría estas medidas pro globales.
¿Puede el representante de una estructura política ir en contra de los intereses que representa en favor de otra?
Esta pregunta sirve para responder si realmente un presidente, primer ministro, rey o dictador puede ser globalizador o no. Cada fuerza política sea: sindical, gremial empresarial, política partidaria, etc. en el ámbito en el que se desenvuelve primero puja por existir (intereses vitales), luego por tener un mayor grado de libertad o margen de maniobra (intereses soberanos), y luego posee intereses que son secundarios que les sirve para negociar los diferentes temas que les toca, pensando siempre en ganar margen de maniobra o poder. Cuando los intereses son compartidos con la contraparte habrá colaboración, partiendo de que esta ayuda a los propios intereses que representa, aunque en ocasiones les toque ceder en algunos puntos. Entonces el representante político de una nación puede colaborar en intereses de orden secundarios en tanto estos no modifiquen aquellos que tienen que ver con los intereses vitales y soberanos, simplemente porque por definición son solo eso, los representantes de una estructura política que representa a una nación en el sistema internacional. Por ende un líder nacional no puede ser globalista. En este caso el no poder ser globalista implica que si por incapacidad de entender la política internacional, el sesgo ideológico o corrupción prioriza intereses ajenos a los nacionales generará que la propia estructura política interna se encargue de encontrar un mejor representante de sus intereses. Por esto un líder puede hablar como globalizador pero no puede actuar como tal. Vale aclarar que durante el periodo de la globalización, los estados a través de sus representantes, buscaron optimizar su poder dentro de las oportunidades y peligro que el contexto mundial les ofrecía, lo cual no implica que estos líderes políticos fueran globalizadores.
¿Existen la dicotomía nacionalistas versus globalizadores?
Como claramente se explicó existe esta contradicción entre aquellos que consideran que los intereses supremos a seguir son los nacionales y aquellos que buscan instalar en todo el globo un conjunto de ideas, valores, doctrinas o ideologías, teniendo como máximo objetivo lograr la gobernanza mundial. Muchas de estas ideas son previas a la globalización, incluso algunas no adhirieron a ella ya que su modelo implicaba otro tipo de organización o estructura global. Sin embargo estas discusiones son de segundo o tercer orden de importancia. En las relaciones internacionales, conducidas por los Estados y estos representados por sus líderes, no existe tal disputa ya que como explicamos anteriormente solo existen intereses individuales de estas estructuras políticas (Estados). Ejemplos en la historia reciente abundan desde el tratado Nixon – Mao, ya relatado, a la relación cotidiana de la China comunista con la mayoría de los países del mundo.
¿Cómo son las relaciones internacionales sin globalización?
Si el marco interno le indica al líder político que tiene que bregar por los intereses de su nación en el plano internacional, el marco externo o internacional le marca los márgenes de acción que tiene la estructura política que representa. Muchos líderes políticos encontraron en la globalización una estructura para beneficio de sus naciones, un corset que los protegía o que les permitía crecer, pero como todo corset ejerce presión e impone límites. Al comienzo del artículo explicamos que dicha globalización no sigue vigente, por la pérdida de poder relativo de EEUU, entonces aquellos límites, presiones, seguridades o peligros generados por dicha estructura del sistema internacional han mutado, modificando dichos márgenes de acción de las naciones. Si en cualquiera de los tres proyectos en pugna lo que impera es el concepto geopolítico de la zona de influencia, el interés nacional obliga a que cada líder político trabaje para acrecentar su poder principalmente en aquel lugar del mapa donde está situado. Por lo que nuevamente la discusión sobre si estos pueden ser globalistas en el ejercicio de sus funciones, la respuesta es claramente que no.
Juan Pablo Fernández Izquierdo
Lic. en Relaciones Internacionales
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